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Joan Perelló Pou

El P. Juan Perelló nació en Santa María del Camí, el 30 de abril de 1870 en el seno de una familia con fuertes convicciones cristianas. A los ocho años ganó un diploma especial concedido al alumno más distinguido, con motivo de la visita del Rey Alfonso XII. Estudió el bachillerato en Palma, como alumno libre.

Tras su etapa de primeros estudios, se colocó de ayudante de farmacia, con el fin de pagarse los estudios sacerdotales. En 1891 solicitó la entrada en la Congregación del P. Joaquín Roselló. Empezó el noviciado en Lluc el 25 de octubre de 1891 y fue ordenado sacerdote el 10 de marzo de 1894.

Ya sacerdote, permaneció en Lluc, dedicado a la docencia. Tras la muerte del P. Fundador  el 29 de diciembre de 1909 fue elegido sucesor.

Gobernó la Congregación con prudencia y caridad. Abrió la primera escuela apostólica en 1913. Restableció la casa de S. Honorato en 1915 y fundó la casa de Sóller en 1920.

En el Seminario diocesano fue profesor de Teología moral desde 1910 a 1927.

El 24 de enero de 1927, fue presentado por el Rey para el Obispado de Vic. Recibió la consagración en la Catedral de Mallorca, el 25 de julio de 1927 e hizo la entrada en la diócesis el 14 de agosto siguiente.

Nueve años hacía que desempeñaba su trabajo, cuando llegó la triste época de la guerra civil. Durante ella tuvo que trasladarse a Roma durante varios meses y fue recibido por el Papa Pío XI, regresando posteriormente a Mallorca el 5 de marzo de 1937 donde se instaló en el monasterio de La Real hasta el final de la guerra.

El 11 de marzo de 1939 regresaba a Vic, donde la devastación era inmensa y habían sido martirizados gran número de sacerdotes diocesanos y religiosos.

Llegado a la diócesis, inició la reforma espiritual y material de la misma. En septiembre de 1945 se reinauguró la catedral e inició la construcción de nueva planta de un gran Seminario. Celebró Sínodo diocesano en 1945 y dio gran empuje a la catequesis y Acción católica. En 1946 celebró el centenario de Balmes y el Congreso internacional de Apologética con la presencia del Jefe del Estado, varios ministros, cardenales y obispos. Se le impuso la encomienda de San Raimundo de Penyafort.

Al cumplir 25 años de Obispo, en 1953, todos se volcaron en homenajes: Pío XII le envió una carta autógrafa; el Estado le concedió la Gran Cruz de Isabel la católica; varios ayuntamientos: Vic, Manresa, Igualada… le declararon hijo adoptivo y la Diputación de Barcelona le concedió la medalla de oro.

Al final de su vida promovió una intensa campaña a favor de la entronización de los Sagrados Corazones y llamó a la Congregación a fundar una residencia en el Santuario de la Gleva.

En julio de 1955 se trasladó a Madrid para bendecir la primera piedra del Colegio que, luego, llevaría su nombre. De regreso a Vic le sobrevino una fuerte pulmonía que acabó con sus pocas fuerzas. Recibió los sacramentos con gran piedad y expiró santamente el 27 de julio de 1955, a los 85 años de edad, 62 de profesión religiosa y 28 de episcopado, dejando a la Congregación y a la diócesis el recuerdo de sus santidades y virtudes.

En el archivo de la Congregación se guardan bastantes manuscritos suyos y ornamentos episcopales, y en el museo de Lluc sus condecoraciones.

En 1940 se publicó su libro: “Compendio del espíritu del P. Fundador”.